La escritora Vanesa Almada posee una poesía filosa porque surge desde su interior. Compartimos unas òesías pertenecientes al libro Límbica
yo tampoco soy ninguna
I
adentro mío hay un temblor
y no sé
cómo se apagan los temblores
(por qué parte del cuerpo
se los atrapa)
siempre te estoy queriendo perder
te estoy queriendo preguntar
cómo es andar toda la vida de una punta a la otra
con el nombre de una provincia canadiense a cuestas
y si es verdad
que así se llaman también
los mártires del 6 de octubre
y la canción número 7 de un disco de Eric Clapton
te podrías haber llamado
Adelaida Berenice
y entonces todo sobre tu nombre ya hubiera estado escrito
pero no (otra vez no)
no hago más que anotar frases que deberían descongelarte – tendrían que –
pero no (otra vez no)
y no hay como la onomástica
para ir mejorándonos las obsesiones
II
hay un hombre lampiño que mira todas las tardes desde su cuarto de hotel
torsos desnudos en el parque;
envidia, seguramente,
los diseños modernistas de mentones y los pelos
en el pecho
de los deportistas de la cuadra
(yo me reservo cada tanto el derecho
a sospechar que tu hombre
siempre supo tener
pelo en el pecho
[en el pecho / en el ceño / en la espalda / en la entrepierna]
imagino cosquillas y otros descuidos igualmente audaces
en lugares de ambos cuerpos usualmente poco imaginados)
cada tanto me puedo desabrochar la ropa antes de dormir
me puedo abrir bastante bien de ojos
y me puedo acordar
de todo lo que teníamos y de todo lo que alguna vez
nos hubiera gustado tener:
espejos sanos de todos los lados
polvos de tizas mojados
juegos de pinball en el recibidor
me acuerdo, sí
del falsificador de maravillas que nos hacía de trotaconventos
de su abrigo de bisonte / de su portafolios de fuego / de sus Marlboro Ice
de tus mechones adjuntos más insurgentes acostumbrados a la humedad gótica de la ciudad
me acuerdo, sí
aquella vez que nos cruzamos en la salita esa
de meditar y escribir cosas
III
siempre te estoy queriendo perder
de vista
y en los juegos de ruleta
todavía nos queda bastante espacio en los márgenes para seguir corrigiendo:
una jauría completa de manchas
de pelucas en maniquíes decapitados / de quita esmaltes / parasoles / trajes de baño / entradas y pasadizos
me dijiste que sonriera y yo sonreí
¿me estabas filmando?
esa fue la primera vez que pasó un tornado por la puerta de mi casa
nos llevó todo lo que teníamos y todo lo que alguna vez
nos hubiera gustado tener
(a excepción de nuestros cuerpos / atados a la tubería electrógena)
aunque tiramos, no nos alcanzó la cuerda
y vos
mentiste otra vez jurando
que igual conocías la salida
y que por lo demás no había que preocuparse tanto
que para algo existían
los baipases coronarios
pequeñas infamias: niñadas que aleatoriamente
tenías ganas de hacer conmigo
IV
quiero que sepas que ya no me duele
y que siempre
te estoy queriendo perder
te estoy queriendo incendiar todos los diarios de viaje en el hall de tu PH
te estoy queriendo arrepentir
pero hoy voy justa de fuerzas
adentro mío hay un temblor
y no sé por qué te sigo
no sé
cómo se apagan los temblores
más vale que corras
nombrar lo inalcanzable y desertar
una parte de este pueblo duerme
consume las horas secretas
en el único placebo vital alcanzable
el resto de criaturas
forma el halo de muchedumbre que contempla
desde la pasividad improcedente
del balcón terraza
espectar es el único verbo imaginario
que nunca miente
Poemas pertenecientes a Límbica (El Taller Blanco Ediciones, 2020)
VANESA ALMADA NOGUERÓN (Buenos Aires, 1980). Tiene estudios en Letras, Gestión Cultural y Diseño Editorial. Su labor literaria ha recibido diversos reconocimientos tanto a nivel nacional como internacional, entre los cuales se cuentan el Premio Poesía de las Américas (2008), Premio Municipal de Cultura CMC (2012), Premio Latin American Intercultural Alliance (2013), Premio Raúl González Tuñón (finalista, 2017) y Premio Internacional de Poesía Paralelo Cero (finalista, 2020).
Participó en varios festivales nacionales e internacionales de poesía, así como también en diferentes antologías poéticas.
Actualmente, reside en la ciudad de Mar del Plata y colabora en las revistas y plataformas literarias Liberoamérica y LALT (Latin American Literature Today). Recibió en 2020 la Beca Sostener Cultura (Fondo Nacional de las Artes). Publicó: Entre los ruidos© (Baldíos en la Lengua, 2015), Quemar el fuego© (Autogestivo, 2017), Los demás© (Liberoamérica, 2019), Límbica© (El Taller Blanco, 2020) y Cómo no se resuelve un köan© (Qeja Ediciones, 2021).