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SIEMPRE HAY SENDAS de Eduardo Omar Honey Escadón


Le hice la señal de entrada a Karime-de-la-Soledad. Ella, jubilosa, brincó fuera del agua, hico

una pirueta y se dejó caer con sus más de tres toneladas empapando a la tripulación del

trimarán.

Aguanté la risa, confirmé por última vez mi mascarilla y el visor antes de lanzarme de espaldas

por la borda. Los satélites meteorológicos indicaban un frente tormentoso a medio día de

distancia así que era el sol radiante era engañoso. Las corrientes marinas eran insuficientes

para mantener tranquila esta parte del Pacífico en el caos del cambio climático.

—Sofía-c-de-la-triple-quilla, ¿juegos-a-mos? —sonó el traductor con la voz impersonal de

siempre—. Aún eres tiempo vivo.

Karime nadaba junto a mí. La aleta y la cola artificial que le implantaron tras que sobrevivió la

Guerra de la Ruta Ártica funcionaban a la perfección a pesar de más de una década de su

finalización. Sobre el pequeño ojo el bioimplante de comunicación se iluminaba cada vez que

mentalizaba un mensaje.

—No, hoy no jugaremos. Terminaré el trabajo y me iré con el trimarán. ¿Me contarás porqué

escogiste tu nombre? Es mejor que el que tienes tatuado ORK-117g. —Laskia, una de las

compañeras de tripulación y ex-militar, me contó que indicaba que era una orca con genética

editada, incubada de forma artificial y la “g” indicaba que formaba parte de un grupo o familia

de cuando menos seis ejemplares.

—No quiero —respondió la orca y se alejó a lo profundo.

Aceleré mi inmersión. Me faltaban muestras entre los doce y quince metros. La iluminación

era buena desde arriba, pero los esqueletos blanqueados del coral generaban sombras que me

estorbaban.

—Bello dolor del bosque ido —resonó otra vez dentro de mi casco—. Son tiempo muerto.

Atisbé a Karime a unos diez metros a mi derecha, detrás. Solo flotaba y permanecía atenta y

meditando. Fue programada desde que nació para acompañar a las fuerzas especiales

submarinas. Luego, tras ser liberada, de forma casi instintiva continuaba con a misión que le

injertaron en su ser.

—Así es, Kar —contesté con el sobrenombre que me autorizó a darle—. Murió este arrecife,

este bosque de corales antes de que el norte se deshelara, antes de que nacieras.

—Cantar el tiempo muerto no revive.

Encontré un excelente ejemplar y con cuidado lo extraje usando mi navaja para luego meterlo

en una bolsa.

—Recordar es revivir. Más importante es aprender de él.

Sentí el empuje del agua cuando ella retrocedió de golpe, giró varias veces y frenó de súbito.

Era una de sus formas de reflexionar lo que los de la superficie expresábamos. Su inteligencia

era superior al promedio de la humana, pero su concepto del mundo era muy diferente ya que

su mundo lo era.


Nadé unos metros a la izquierda y me quedé paralizada. Una mancha multicolor demostraba

con claridad que era coral vivo.

—¿Tiempo vivo respira tiempo muerto en la superficie del presente? —expresó Karime al

detenerse a un lado mío. Había sido tanto pregunta y afirmación.

—Sofía, tenemos dos problemas —restalló la voz de Laskia en la escafandra, era mi vigía desde

el trimarán—. Jacky avisó que la tormenta cambió de rumbo y se acerca a buena velocidad. El

otro y mucho peor, se acercan unos killers con su jauría. Sube de inmediato, tenemos que

largarnos.

Maldije, tormenta y unos mercenarios buscando molestar en lo que conseguían un contrato

para la siguiente guerra. Con delicadeza corté un trozo mínúsculo en el límite del coral vivo y lo

guardé en un frasco.

—¿Para recordar? —preguntó Karime luego de contemplar mi acción.

—Sobrevivir, para sobrevivir. Si lo podemos llevar a examinar al biolab australiano, quizás la

evolución tenga una respuesta para recuperar los arrecifes y podríamos intentar replicarlo en

otras partes.

—Recibo cripto de milops y cantos de ORK-937a. Jauría cinco delfines, sin clan.

Emergí a la superficie, el oleaje había crecido en intensidad. Nadé al trimarán y sin más, Jacky

ordenó que bajaran las velas. Laskia se acercó para ayudarme con las muestras y para

quitarme los tanques como las aletas.

—Gracias, Lask. ¿Qué quiso decir Karime?

—Aún recibe comunicación militar encriptada en las frecuencias militares —explicó Karime—.

De seguro charlan con la orca líder de la jauría que viene. Es raro, pero solo traen una orca y

puros delfines. Deben estar entrenándola, por su número, es muy joven y está diseñada como

alfa, como líder.

—¡Diosa Madre! —gritó Jacky en cuanto logró que la tripulación nos pusiera en marcha. El

trimarán empezó a acelerar—. ¿Por qué tardaste tanto?

—Lask, pásale el frasco por favor.

Escéptica, Jacky lo tomó y se quedó sin palabras. Por detrás un cielo de negras nubes y rayos

que caían al mar retumbó una y otra vez. Aún a lo lejos, como una luciérnaga perdida en el

oleaje, se alcanzaba a ver el navío que nos perseguía.

—Esto… —empezó Jacky.

—Sí, me lo encontré allá abajo. Como decían en esa vieja película: “la vida encuentra su

camino”.

—Mira quién nos acompaña —indicó Laskia e hizo que girara la cabeza. Karime nadaba a

nuestro costado. Los implantes sobre sus ojos cambiaban de color— y te busca.

Reenruté la transmisión de la escafandra a mi implante coclear.

—Jacky-a, Laskia-b, Sofía-c, llamadme ahora Karime-g-de-la-triple-quilla. Traigan los

bosques, traigan el tiempo vivo —expresó con determinación y giró hacia nuestra popa. Se

perdió en el oleaje rumbo al encuentro de la luciérnaga que se acercaba.


—¡Laskia! No me digas que…

—Para eso fue entrenada, por eso vive: para cuidar. Y no te angusties, que esos se

preocupen. Traen una orca inexperta, delfines y de seguro son marineros de agua dulce

cuando se trata de tormentas. Esa lancha no aguantará a diferencia de nuestro trimarán.

—Pero…

—Sofía —interrumpió Jacky—, a tu puesto que hay que tomar ventaja del viento.

Debemos llegar al biolab cuanto antes, nuestra amiga nos da una oportunidad y es momento

de devolver estos favores. Vamos, ya verás que regresa, encontrará también su camino.



Biografía

Eduardo Omar Honey Escandón

(México, 1969) Ing. en sistemas. Autor de Códex Obsidiana, Futuros ocaso, Cósmicos Espejos

Humeantes, Séptima Puerta y Gollarium. Publica constantemente en plaquettes, revistas

físicas, virtuales e internet. Textos suyos fueron primer lugar, segundo lugar o finalistas. Ha

sido seleccionado para participar en diversas antologías. Pertenece a la generación 2020-2022

de Soconusco Emergente. Prepara dos libros de cuentos y su primera novela.

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